EPOCA: Finales del XVI o principios del XVII.
La pieza escultórica más antigua que hallamos en esta parroquia es el Cristo de la Caridad, imagen de tamaño mayor que el natural, con un excelente tratamiento anatómico y de complexión fuerte y atlética. Perteneció al antiguo Hospital de la Caridad pero, al decretarse el cierre de dicho local, pasó a la iglesia de San Francisco.
Los distintos cronistas y escritores cordobeses han venido manteniendo que la escultura fue donada a la cofradía de la Caridad por Juan Draper en el año 1614; efectivamente ese señor la entregó a la cofradía, aunque desde antes, estaba en manos de la de San Bernardino, residente en la misma iglesia de padres franciscanos; esta hermandad debía mil quinientos reales a Juan Draper y como forma de pago le dio la imagen del Cristo, por lo que, acto seguido, ese caballero la pudo regalar al Hospital.
Igualmente, se ha dicho a lo largo del tiempo, que Juan Draper era natural de la ciudad de Valencia o que había residido en ella, ya que las fuentes lo denominan Juan Draper de Valencia; no obstante, hemos podido comprobar, por documentación parroquial, que el donante habitaba en Córdoba de donde probablemente era natural. Tenía dos hermanos, Alonso, que vivía en la ciudad de los Reyes del Perú, y Pedro. Alonso encomendó a Juan que fundara una capellanía en la iglesia del convento de San Francisco de Córdoba, en la capilla de la Vera-Cruz, sobre la tumba de su abuelo y tío. Según este documento, tenemos base para pensar que Juan Draper de Valencia quizá había nacido en Córdoba, lugar donde había recibido sepultura parte de su ascendencia familiar.
Ante estas notas, debemos pensar que el Cristo de la Caridad pertenece a un taller andaluz, no cabe atribuirle un origen valenciano puesto que «de Valencia», es el segundo apellido del donante. Puede que se trate de una talla sevillana; la imagen se debió realizar en los últimos años del siglo XVI o primeros del XVII y corresponde a la etapa manierista.
Se trata de un cristo crucificado, muerto en la cruz, unido a ella por tres clavos en las extremidades y uno en la espalda. Su torso, de amplias proporciones, se encuentra levemente girado a la derecha, a la vez que su cabeza cae desplomada también hacia el lado derecho.
Los hombros, colocados a distinta altura, favorecen la flexión del cuerpo. Un cuerpo que se tuerce sobre sí mismo, recordando conocidos recursos del siglo XVI.
Su rostro, de gran serenidad, apenas deja signos de dolor. Los párpados cerrados ocultan unos ojos voluminosos.
Su nariz recta y su boca entreabierta imprimen, en la imagen, carácter y grandeza. La barba es bífida y voluminosa.
A día de hoy se conoce que haya sido sometido a cuatro restauraciones: dos en los siglos XVII y XVIII, otra tras la refundación de la hermandad en 1939 por D. Rafael Díaz Peno y la última por D. Miguel Arjona en los años 80. El 28 de marzo de 2017 fue repuesto al culto tras haber sido sometido a una restauración llevada a cabo por D. Enrique Ortega y Dña. Rosa Cabello.